Noticias | Una amenaza invisible: ´vivimos en un mundo químico´ | Diario La Vanguardia

2022-08-08 16:11:26 By : Mr. roberto Baggio

El doctor Fernando Manera es bioquímico, profesor universitario y escritor, fue miembro fundador y primer presidente de la Asociación de Bromatología, Ambiente y Zoonosis de Córdoba, e integrante de la Asociación de Toxicología y Ambiente del Circulo Médico de la misma provincia. Según contó el profesional, actualmente estamos en contacto con 135 mil químicos distintos, y con muchos de ellos todos los días de nuestra vida. Del total de las intoxicaciones, aseguró que un 30% es con medicamentos; el 40% es por productos de uso casero y un 20% con plaguicidas del hogar, mientras que solo el 2% se vincula a los plaguicidas de uso agrícola. “Un hacker en un sistema informático sería menos nocivo que un disruptor endócrino -sustancias químicas que modifican el equilibrio de las hormonas- en el organismo de un ser vivo”, sostuvo.

“Miles de años tenemos los humanos en este planeta conviviendo con químicos naturales, pero en el último siglo aumentamos tanto nuestro número que tuvimos la necesidad de producir más alimentos,  conservarlos, y curar nuestras enfermedades por lo cual creamos los químicos sintéticos que formaron un mundo químico artificial con el cual hoy estamos muy en contacto, principalmente dentro de nuestro hogares. Y los más afectados son nuestras embarazadas, nuestros bebés y nuestros niños”, afirma el doctor Fernando Manera que es bioquímico, profesor universitario y escritor –autor del libro “Una amenaza invisible”-, miembro fundador y primer presidente de la Asociación de Bromatología, Ambiente y Zoonosis de Córdoba, e integrante de la Asociación de Toxicología y Ambiente del Circulo Médico de la misma provincia. En una extensa entrevista con Radio Líder, Manera habló del uso de químicos en el hogar y del verdadero impacto  de los agroquímicos. ”Vivimos en un mundo químico. En general, estamos en contacto con 135 mil químicos distintos, y con muchos de ellos todos los días de nuestra vida”, dijo. Y agrega: “del total de las intoxicaciones, un 30% es con medicamentos. El 40% es con productos de uso casero y un 20% con plaguicidas del hogar, mientras que solo 2% es con productos plaguicidas de uso agrícola. Por eso yo diría que no hay un lugar que compartamos o transitemos donde no se estén presentes. Como los plásticos (cuando lo fabrican, usan y descartan); químicos para controlar plagas (herbicidas, insecticidas, funguicidas, fertilizantes), desinfectantes, limpiadores, solventes, detergentes, medicamentos, y alimentos (condimentos, conservantes, aromatizantes)”. Pero Manera es sumamente prudente en el análisis y dice que “no debemos ser apocalípticos. Lo que tenemos que hacer, en todo caso, es bajar el riesgo para que este mundo químico con el que convivimos –y del cual no podemos abstraernos- nos afecte lo menos posible. Eso dependerá de la educación y de los conocimientos que tengamos”, expresó.                                                  

Por otra parte, señaló Manera que “cuando por ejemplo usamos un insecticida en la casa o un piojicida que ponemos en la cabeza de nuestros niños –y lo hacemos tantas veces como creamos necesario hasta eliminarlos- no sabemos que estos químicos son los mismos que se usan en el campo agronómico para combatir las plagas en los cultivos -contexto en el que hay una ley que regula cuándo, cómo y qué cantidad se debe colocar-. Vale preguntarse…entonces en nuestra casa ¿Quién nos explica?...por eso hablo de la importancia de saber a qué estamos expuestos”. Entre otras cosas, por sus investigaciones y evidencias, el doctor Manera logró que dos soluciones para piojos fueran prohibidas por contener lindano. “A principios del 2000 comencé a estudiar usos y riesgos de los fitosanitarios y a medida que profundizaba el estudio grande fue mi sorpresa al ver que se usaban en muchas cosas: insecticidas de uso diario en los hogares y medicamentos muy usados, principalmente en niños. El lindano, único fitosanitario que la Agencia Internacional del Cáncer considera Clase I (Cancerígeno) y que en Argentina había 12 leyes que prohibían su producción, comercialización y uso en el campo agronómico y veterinario, en el campo medicinal se lo seguía “recetando” y administrando para matar los piojos en la cabeza de nuestros niños. Por otra parte vale decir que es tan peligroso que sus consecuencias pueden aparecer muchos años más tarde  ya que es un disruptor endocrino que puede llevar en el tiempo a distintos tipos de cáncer, alteraciones metabólicas, e hiperquinesis”, indicó.

Según contó el profesional, “todo químico fue creado para ser utilizado de una determinada forma. Si se lo usa de esa forma se logra el beneficio, pero si lo utilizamos incorrectamente logramos el efecto no deseado y muchas veces tóxico. Por eso un antibiótico es recetado por un médico que determina qué cantidad diaria y durante cuánto tiempo; y en el campo un agrónomo es que establece qué producto, cantidad y en qué condiciones usarlo. Llevamos muchos años hablando mal de los fitosanitarios, haciéndolos responsables de cuánto problema se observe en la población pero tenemos que tener una mirada más amplia. En el último tiempo –dice Manera- “apareció un nuevo tipo de químico que se han difundido en todo el planeta y también dentro de nuestros hogares y son los disruptores endócrinos de los que hablábamos. Químicos que, en muy pequeña cantidad, ingresan en el organismo de todos los seres vivos y van directamente a nuestras hormonas cambiándolas y alterándolas. Un hacker en un sistema informático sería menos nocivo que un disruptor endócrino en el organismo de un ser vivo. Muchos de estos químicos vienen del mundo plástico que nos rodea y están en cantidad, aunque no todos lo tienen –ver aparte-. De hecho, Francia a partir del 2020 no permite la utilización de un plástico para alimentos que no provengan de una fuente biológica, un ejemplo que creo sería para seguir. Llevo parte de mi vida profesional siendo un divulgador de los riesgos que tenemos en este mundo químico, tratando de generar conciencia en la gente para transformar a las personas en consumidores responsables. Más allá de todo, la educación es la valla de contención para este mundo químico que nos rodea. No hay que vivir con miedo, pero si debemos hacerlo con conocimiento”, manifestó.

Sobre los plásticos

Manera no recomienda guardar los alimentos en contenedores de plástico ni cocinarlos o calentarlos en el microondas. Calentar los alimentos en microondas en un recipiente de plástico prácticamente garantiza que éstos se contaminarán con los químicos se filtran hacia los alimentos durante el proceso de calentamiento. Los plásticos están hechos con un verdadero “guisado de químicos”, apunta. Para empezar, dependiendo del tipo que utilice, el plástico podría contener ftalatos. Los ftalatos son un grupo de químicos que "distorsionan los géneros", los cuales ocasionan que los machos de muchas especies se vuelvan más femeninas. Estos químicos han interrumpido los sistemas endócrinos de la vida silvestre y han ocasionado cáncer testicular, deformaciones genitales, bajo conteo de espermas e infertilidad en varias especies, como osos polares, venados, ballenas y nutrias, por nombrar unos cuantos. En los seres humanos, los ftalatos se han relacionado al parto prematuro y a problemas del comportamiento neuronal en los niños, después de ser expuestos a ellos en el útero.1 También se ha encontrado que incrementan los niveles de presión arterial2 y, los niveles urinarios altos están relacionados a la resistencia a la insulina, la cual puede ocasionar diabetes. Los recipientes de plástico también contienen bisfenol-A (BPA) o cualquiera de los químicos similares que se utilizan como su "reemplazo", como el BPS (también hay bisfenol B, C, E, F, G, M, P, PH, TCM y Z).  El BPA es un disruptor endócrino conocido que ha sido relacionado a una variedad de problemas de salud, especialmente en las mujeres embarazadas, fetos y niños pequeños, pero también en los adultos, entre los cuales encontramos: cambio estructural del cerebro, cambios en la conducta específica de género y comportamiento sexual anormal, hiperactividad, aumento de la agresividad y disminución del aprendizaje, pubertad temprana, estimulación del desarrollo de las glándulas mamarias, ciclos reproductivos interrumpidos, y disfunción de los ovarios e infertilidad. También aumento en la formación de la grasa y riesgo a la obesidad, estimulación de las células del cáncer de próstata, función inmune alterada, y aumento del tamaño de la próstata y disminución de la producción de esperma.

¿Qué más podría estar en el plástico?                                                          “El plástico comercial para envolver alimentos (que puede ser usado para envolver queso u otros fiambres) puede estar hecho con policloruro de vinilo (PVC), que es conocido por causar cáncer. La fabricación del PVC también ocasiona la formación de dioxina, otro cancerígeno. Las charolas de comida, cartones de huevo y recipientes para llevar de poliestireno y los cubiertos de plástico opaco podrían contener otro químico llamado estireno, el cual ha sido clasificado como un posible cancerígeno humano por la International Agency for Research on Cancer (IARC). El efecto toxico de todo químico depende del tiempo de exposición que tengamos al mismo, no es igual un compuestos que entremos en contacto dos o tres veces por año, a uno que lo hagamos reiteradas veces en el día”, resumió.

Un estudio sobre los casos de cáncer

“En Córdoba hay tres estudios que tomaron estado internacional por casos de cáncer en Barrio Ituzaingó, Monte Maíz y Canals, donde un grupo de médicos y estudiantes hicieron un relevamiento de tres días, publicando resultados donde había altos índices de esta enfermedad. A su vez el Gobierno de Córdoba, por medio del Ministerio de Salud y el Ministerio de Agricultura y Ganadería, realizó un estudio epidemiológico de cáncer en toda la provincia, desde el 2004 hasta la fecha, con la dirección del Dr. Martín Alonso (oncólogo), presidente del Comité de Tumores de Córdoba. Allí se demostró que en los tres lugares mencionados con anterioridad, los casos de cáncer están en la media esperada. O sea que no hay más casos de cáncer que en otros lugares. Los medios no publicaron esta importante información científica y aún hoy veo algunos comunicados de asociaciones profesionales donde dan estos casos como ejemplo de los efectos nocivos de los fitosanitarios. Tengo la impresión de que esta mala imagen de los fitosanitarios ha sido creada más por un tema ideológico que toxicológico”, concluyó.

“El agrotóxico es una palabra inventada por fundamentalismo tratando de decir que los fitosanitarios, agroquímicos nos están intoxicando. Si se usa mal nos puede intoxicar, pero en base a la cantidad de daño que están causando los medicamente yo podría hablar de farmacotóxicos y creo que no es correcto porque los productos que se venden en la farmacia están armados para curar enfermedades. Si lo usamos incorrectamente, genera los problemas de intoxicación”, afirma Manera. Asimismo, señala que “el glifosato es un químico de clase 4, es decir que está en la gama de los que menos toxicidad tiene, aunque no significa que es agua bendita. Con respecto a su capacidad de cáncer, me remito a lo que dice la Agencia Internacional de Cáncer que es el organismo regulador de todo esto a nivel mundial y lo clasificado a la clase 2A, quiere decir que es probablemente cancerigeno y solamente para el cáncer de linfoma no Hodgkin”.

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